Gedenkstätte: Konzentrationslager Mauthausen

 

Bald nach dem "Anschluss" Österreichs an das Deutsche Reich am 12. März 1938 begann die Errichtung des Konzentrationslagers (KZ) Mauthausen in der Nähe von Linz.

Im August 1938 wurde das KZ Mauthausen von der SS erweitert. Bis 1945 wurden nach Mauthausen oder in seine 49 Nebenlager etwa 200.000 Personen transportiert. Ungefähr 100.000 Insassen wurden ermordet oder starben dort an den Folgen der Entbehrungen. Unter ihnen befanden sich Menschen aus über 30 Ländern. 

Ab März 1942 existierten auch in Mauthausen Gaskammern sowie ein Gaswagen, in denen bis Ende April 1945 über 4.000 Menschen ermordet wurden. Außerdem tötete die SS zahlreiche Häftlinge bei Massenerschießungen und durch Herzinjektionen.

Zu dem Konzentrationslager gehörte auch die Todesstiege, die aus Granitsteinen bestand. Einzelne Stufen waren bis zu einem halben Meter hoch, über die die Gefangenen Granitblöcke hinaufschleppen mussten, bis sie vor Erschöpfung zusammenbrachen. 

Die KZ-Gedenkstätte Mauthausen erzählt nüchtern von dem bedrückenden Lagerleben. Sie soll die Erinnerung an diese dunkle Periode der österreichischen Geschichte wach halten und deren Opfer nie vergessen lassen. 

 

 

El lugar conmemorativo: el campo de
concentración de Mauthausen

 

Poco después de la unión de Austria al Imperio Alemán, el 12 de marzo de 1938, comenzó la construcción del campo de concentración en Mauthausen cerca de Linz. En agosto de 1938 el campo de concentración de Mauthausen fue ampliado por la SS. Hasta el año 1945 fueron deportadas a Mauthausen, o a otros campos de concentración cerca de Mauthausen, aproximadamente 200.000 personas. Alrededor de 100.000 detenidos fueron asesinados o murieron allí mismo a consecuencia del maltrato que recibían, entre ellos se encontraba gente de más de treinta países.

A partir de marzo de 1942 existieron también en Mauthausen cámaras de gas así como un vagón de gas, donde hasta fines de abril de 1945 más de 4.000 personas fueron asesinadas. La SS utilizaba diferentes métodos de eliminación, muchos detenidos fueron fusilados y otros fueron asesinados con inyecciones en el corazón.

La escalera de muerte, que estaba hecha de granito, pertenecía también al campo de concentración. Algunos escalones tenían hasta medio metro de altura. Al subir esta escalera, los presos tenían que cargar bloques de granito hasta que sufrieran un colapso por agotamiento.

El lugar conmemorativo de Mauthausen cuenta de la vida opresiva del campo de concentración de una manera realista y pretende el no dejar olvidar lo sucedido en esta época tan triste para la historia de Austria, así como a sus víctimas.

 

 

El monumento español en Mauthausen


 

El 60 aniversario de la liberación de los campos de exterminio nazis ha traído a la memoria pública el trágico destino de miles de españoles internados en ellos, hasta hace poco prácticamente ignorados. Ultimamente se ha empezado a documentar y publicar el destino de más de medio millón de republicanos – militares y civiles – que en 1939 pasaron la frontera francesa en busca de asilo político. El número desbordaba las previsiones del país vecino, donde se improvisaron campos de internamiento en condiciones precarias. Los hombres formaron compañías de trabajo, las mujeres buscaron acomodo en la agricultura o como personal de servicio en casas particulares, mientras que la mayoría de los niños – separados de sus padres – no lograron sobrevivir. Muchos buscaron asilo sobre todo en México, otros regresaron a España; de los que fueron devueltos al nuevo gobierno español, algunos fueron procesados y fusilados.

La situación se hizo aún más crítica al estallar la Segunda Guerra Mundial, sobre todo al ser invadida Francia por las tropas de Hitler. De unos 250.000 españoles, más de 70.000 se incorporaron a la legión extranjera o al ejército francés, que trataba de detener el avance de las tropas alemanas; unos 100.000 fueron mano de obra barata en las Compañías de Trabajadores Extranjeros para la industria armamentista y las obras de defensa (p.ej. la célebre Línea Maginot). Muchos fueron hechos prisioneros al ser ocupada Francia, pero se les consideró simples obreros del ejército francés, y no se les otorgó el estatuto de prisioneros de guerra. En calidad de “prisioneros políticos”, gran número de ellos serían deportados a campos de concentración alemanes, y unos 50.000 fueron integrados en los batallones de trabajo para las obras de defensa en varios frentes.

Para los alemanes, los españoles exiliados en Francia constituían un problema: como se les consideraba “rojos” huidos de la España con la que Alemania se sentía aliada, en varias ocasiones preguntaron por vía diplomática al régimen de Franco si quería hacerse cargo de los prisioneros. Como el gobierno franquista no mostró interés alguno, y hasta se negó a reconocerlos como españoles, las autoridades alemanas decidieron las deportaciones a diferentes campos de detención y de concentración.

Entre los numerosos campos de concentración y exterminio, el que mayor presencia española tuvo fue el de Mauthausen, cerca de Linz, en Austria. Ya en 1940 llegaron los primeros, que fueron registrados como “apátridas” y marcados con un triángulo azul; incluso en 1945, poco antes de la liberación, llegaron grupos menores, hasta alcanzar en total más de 8.000; de ellos, 4.815 no sobrevivieron.

Hasta hace unos años, en España se sabía muy poco de los campos de concentración con presencia española, y aún no existen estadísticas completas y seguras.

 

 



„Fuimos a los 14 años con el colegio allí y pensábamos que por una parte es imprescindible visitar este sitio, pero que por otra parte es horrible.

¡No debemos olvidar nunca lo que pasó en Mauthausen!“

(Julia & Sophia)